viernes, 4 de julio de 2008

Análisis Musical de Lavoura Arcaica (A La Izquierda del Padre) de Luiz Fernando Carvalho

La película comienza en silencio, un silencio que desvanece mientras entra en un plano sonoro fuerte el ruido del andar de un tren, mientras que en la imagen vemos a André masturbándose en sincronía con el ruido, el silbido del tren es sin duda una metáfora para lo que pasa en la anatomía de nuestro protagonista, al calmarse ese silbido también se calma André, el alivio se denota en su cara.

Silencio otra vez, mientras vemos a André relajarse en el piso, mirando al techo y concentrándose en la araña, se escuchan pasos tal vez de caballos pero en un plano sonoro lejano. En otro plano sonoro también lejano se escucha a alguien tocar la puerta, cada vez el sonido es más fuerte. Llega a ser muy fuerte pero de todas maneras lo escuchamos en un plano sonoro lejano. André se levanta con el estruendo de los golpes y abre la puerta, ya en un plano sonoro regular. Su hermano es el que golpeaba, silencio otra vez mientras Pedro lo abraza. La conversación se da dentro se un fondo silencioso.

“Abotónate la camisa, André” con esa frase comienza una música no diegética que podría ser subjetiva ya que André se siente un poco frustrado y melancólico por el encuentro inesperado, pero en verdad es un fundido para entrar a otra escena, una escena que es parte de los recuerdos de André con voces que lo llaman, diegeticas off probablemente pero como es un recuerdo y parte de la mente de André podrían ser añadida por él. Sonidos diegéticos in de las hojas y sus pies. Voz en off en un plano sonoro fuerte con la que narra sus mejores recuerdos de la infancia. La música que ingresó con Pedro continúa pero cada vez en un plano sonoro más alto.

De nuevo al silencio en el cuarto de André en la ciudad., se cambia en silencio y mientras se mira en el espejo se escucha de forma no diegética una melodía triste, dulce, en un plano sonoro medio, no es muy fuerte pero tampoco es lejano, la música es interrumpida por Pedro. Es curioso pues mientras Pedro está en pantalla la música parece desvanecerse y regresar con André. Cuando abre la persianas y la luz invade todo el encuadre la música toma un rol protagónico ya que se muestran los créditos y se escuchan risas del pasado de André.




Cuando éstas terminan y el encuadre es Pedro la música se corta en seco. Estamos en el cuarto y en silencio otra vez con una voz en off de André por un momento. Vuelve la música, una cantante triste los devuelve a la mesa de su casa, para la cena. La música y la cantante continúan en un plano sonoro mas bajo y vuelve la voz en off de André explicando el orden en que se sentaban.

Otra vez en el cuarto y con el silencio como fondo Pedro habla. Corte y es el campo otra vez, voz en off de Pedro y unos violines suaves en un plano sonoro lejano. Mientras la escena avanza y la madre demuestra más su dolor las palabras de Pedro son mas sentidas pero la música se mantiene en un plano sonoro lejano hasta desaparecer. Cuando André habla de su fe en la infancia la música regresa en un plano sonoro un poco más fuerte. Cuando se ven los recuerdos la música ya toma un lugar principal ya que se ven imágenes de la infancia con ésta música de fondo, lo que un poco purifica las escenas ya que la música suena pura, inocente, religiosa y se desvanece con las palabras dulces de la madre que parecen ser una extensión de la música. Cantos y risas al despertar de André niño con un fondo musical que es parte de la pieza titulada Branco, O Rostro Branco de Marco Antônio Guimarães (compuesta para la película) que nos hace sentir esa pureza, inocencia y felicidad que brota como una fuente inacabable de alguna parte dentro de nosotros y que nos hace sentir que lo sabemos todo, que lo sentimos todo y que todo es bueno, que nada nos va a herir y que vale la pena ver, buscar, vivir todas la experiencias que la vida nos tiene reservadas.
Todo eso es lo que siente André en ese momento de su vida, por eso lo recuerda con tanta melancolía. Porque pensaba eso y ahora que se dio cuenta que nada de eso es verdad, añora su ignorancia. Añora su fe, todo lo que lo llenaban en la infancia y que ahora ha perdido. Vemos los campos verdes y su risa, en su recuerdo él vuela hacia la iglesia, levantado por su fe como todos los niños recordamos haber volado en algún momento, el llega al servicio y todos sus hermanos lo ven aterrizar y ninguno se asombra... tal vez todos volamos en nuestra infancia y por eso no les sorprende. La música continúa pero toma un plano sonoro menos hasta desvanecer.

Fuera de la iglesia escuchamos aves en sonido diegético off y con una voz en off André nos describe su hogar, casi todos sus adjetivos son metáfora. Por ejemplo “la claridad de nuestra casa” nos habla de cómo todos eran puros, como nada los había corrompido aún y como dentro de su hogar limpio y feliz había más luz que en el pueblo donde sí había corrupción e infelicidad.









Volvemos a André iluminado en clave baja y profesando palabras sombrías, la claridad empezó a perturbarlo y escuchamos un sonido puede ser del viento pero comienza en un plano sonoro bajísimo y sube hasta un plano sonoro alto mientras el sonido se hace mas definido y fuerte, nos anticipa algo malo, algo tenebroso mientras en la imagen se ven las ramas oscuras de un árbol y el sonido se disuelve en el ruido de Pedro cargando paja, otra vez en el recuerdo de André y el sonido de las campanas de la ovejas que Ana pastorea.

Otra vez en el cuarto de André la conversación se da en silencio y al poco rato empieza una música no diegética, la pieza Ya Babour (de Marco Antônio Guimarães compuesta para la película) que se da en un plano sonoro bajo mientras André describe la fiesta y se intensifica poco a poco hasta llegar a la flauta diegética, dándole a la escena un ambiente festivo y alegre que contrasta con el André pensativo y melancólico que observa y con el André oscuro y miserable que narra. En ésta escena observamos el primer baila de Ana que comparte el humor alegre y festivo de los demás asistentes. La música festiva se corta con la superposición de la pieza Cheirando A Alfazema (Marco Antônio Guimarães) que tiene una función anempática ya que todos están en un ambiente festivo con la otra canción pero escuchamos –de manera no diegética- lo que siente André, cómo se siente y nos habla sobre su situación frustrante, de ver a su hermana y saber que lo que quiere es malvado, su tristeza ya que sus profundos sentimientos hacia ella son prohibidos. La música se disuelve cuando él regresa a la realidad, cuando su madre lo saca de sus pensamientos y es devuelto al mundo, volvemos a escuchar la música festiva pero en un plano sonoro lejano. Regresa la pieza en no diegética, podría tener función anempática ya que no escuchamos la música festiva que aún se da (lo sabemos porque vemos a la ronda aún bailando) pero podría no serla ya que la última vez que escuchamos la música festiva estaba en un plano sonoro lejano. De todas formas es una pieza triste y lejana, como lo es André en ese momento.

La música toma un plano sonoro más fuerte mientras escuchamos a André contarnos de su partida y lo vemos alejarse con la música fuerte y la voz en off. Regresamos al cuarto, la música no diegética aún dándose mientras nos muestran a Pedro con André.

André se acerca a la ventana y ve la ciudad, se escucha una canción que parece salir de una radio (por la estática) por que sería diegética off. Vemos a André llegando a la ciudad y la música está en un plano sonoro fuerte.








La música termina cuando André llega a su cuarto por primera vez y sólo se oye la voz en off. De vuelta al campo y se escucha una música campestre y dulce mientras vemos a André pastoreando ovejas con Ana. Volvemos al cuarto con Pedro y otra vez silencio mientras él habla. Escuchamos un pieza en un plano sonoro muy lejano mientras la madre le pide a Pedro que regrese a André, la música termina cuando están otra vez en el cuarto con un fondo de silencio. Suena otra vez Branco, O Rostro Branco mientras vemos a la madre jugar con André y reírse juntos. Volvemos con Pedro, la música toma un plano sonoro mayor y volvemos a la casa y vemos a la madre mecerse en armonía con la música mientras André habla en voz en off. Volvemos al cuarto y la música se detiene al hablar de Ana. Al terminar de hablar Pedro, música ingresa de forma no diegética con las imágenes de Ana en el granero, ésta vez la pieza es Ana Na Palha (de Marco Antônio Guimarães compuesta para la película). La pieza lenta y sensible que tiene como protagonista la flauta que escuchamos durante la mayor parte de la película enfatiza el anhela de algo, la pérdida de algo y los movimientos agonizantes de Ana nos remiten en éste momento a la pérdida de su hermano, pero al saber lo que sucedió entre ella y su hermano podríamos inferir que está sufriendo por la pérdida dela inocencia, de la pureza y de la santidad que se les había inculcado y la maldad que la ha corrompido la deja agonizante en el lugar de su crimen. La música enfatiza su necesidad de recuperar su vida, de recuperar su inocencia aunque con ella recupere su ignorancia, pues ha abierto los ojos y se dio cuenta que lo que le predicaba su padre no es lo único que tiene el mundo para ella. Es Eva agonizando por perder el paraíso y sintiendo la culpa de disfrutar el sabor de la manzana. La notas altas infieren la agonía y a la vez el placer que sufre y anhela.

Regresamos al silencio del cuarto que se rompe con los gritos de Pedro y luego los delirios de André que se ilustran con imágenes de lo que él piensa que sucederá cuando regrese. En un plano sonoro lejano se escuchan rezos y pasos, la voz de André pasa de ser en off a ser en on mientras las imágenes de su delirio se alternan con la realidad. Las voces de sus delirios están en el mismo plano sonoro que los gritos que André. La alternancia del delirio con la realidad y las voces profiriendo “trae al demonio en el cuerpo” con los gritos de André logran dar una sensación de mareo y desconcierto, nos logra hacer sentir lo que André siente. Luego se calla, vemos a Ana con su madre y sólo escuchamos el crepitar del fuego sus voces están en un plano sonoro muy bajo. Con la voz en off de André entra la imagen de su padre en sus recuerdos a punto de castigarlo y con la escena entra una música no diegética de cuerdas raspadas, su sonido es violento como el de las ramas golpeando a los brazos de André niño, escena que se alterna con la realidad, André y Pedro en el cuarto en silencio.





Otra vez al campo y entra un pedazo de la pieza O Perdao (de Marco Antônio Guimarães compuesta para la película, inspirada en el Aria de contralto 39 de la Pasión Según San Mateo de Bach) mientras André narra su infancia con su padre. La música enfatiza la fe, la convicción con la que su padre decía esas palabras y la libertad del paisaje que los rodea, lo que le genera a André una suerte de melancolía por el contraste en el que vive. Vive rodeado de libertad pero bajo el yugo de la severidad de su padre. La música parece ser una música recurrente al padre (no diré leitmotiv ya que no se da siempre que aparece el padre, pero sí cuando él dice sus consejos para la vida, de forma más resaltante al final de la película)
Volvemos al cuarto en silencio mientras André le habla a su hermano. De vuelta en el campo de sus recuerdos se escucha una pieza en un plano sonoro muy alto mientras vemos a Ana entrar al cuarto de baño y ver su vagina en un espejo, conoce su menstruación, la imagen se alterna con la de André en su cama y las hermanas jugando inocentemente. La pieza se llama Cesto de Ropas Soujas (de Marco Antônio Guimarães compuesta para la película), y el violín que toca notas ascendentes al principio da un aire que expectación, que suspenso que luego se alivia sólo para volver a subir, es como la alternancia de personalidades de Ana, por un lado es curiosa de su sexualidad y por otro lado avergonzada de eso ya que su otro lado es una lado inocente y correcto. Se rompe un jarrón y es un sonido diegético in, lo que corta las memorias y volvemos al cuarto en silencio mientras André le habla a Pedro. Silencio en las imágenes de su abuelo en la casa de la infancia. Silencio cuando Pedro le da el vino a André. André rompe el silencio cuando haba en su cuarto mientras se arrastra por el mismo. Se escuchan campanadas no diegeticas (aunque si forman parte del recuerdo podrían ser diegeticas off) y están de nuevo en la mesa del padre a la cena. Escuchamos al padre predicar al público silente que es su familia. Al terminar escuchamos la voz en off de André y vemos a su madre cocinando con los pájaros en diegética off. En el cuarto en silencio André continúa hablando. La voz en off de André que continúa hablando cuando vemos a la madre en sus faenas mientras el hijo narra sus dificultades para alejarse de ella. Suena otra vez Branco, O Rostro Branco mientras André confiesa sus pocos deseos de conocer el mundo y lo vemos alejarse de su hogar dándose cuenta que su madre lo estaba viendo. Al terminar la escena de la partida y de ver el sufrimiento desgarrador de ambos personajes la música pasa a un plano sonoro muy bajo mientras André le habla a su hermano en su cuarto hasta desaparecer.









Otra vez el silencio en el cuarto mientras André le habla a Pedro. Una música de corte alegre suena mientras André recuerda su primera visita a un burdel. Ésta se corta al ver ala prostituta en el cuarto arreglando la cama y hay una música alegre en el fondo cuando está copulando, lo que es un poco irónico ya que André tiene mucho miedo y además tristeza, la prostituta también se siente triste al verlo pero recupera su buen humor luego. La música alegre continúa en un plano sonoro lejano mientras André le habla a Pedro. Y mientras habla ingresa en no diegética una música triste y melancólica, un poco tenebrosa y retorcida en los movimientos del violín, pero en un plano sonoro bajo mientras André expone sus baratijas. La música continúa hasta que André rompe algo y en ese momento comienza Cheirando A Alfazema pues André se calma y tiene otra vez recuerdos claros de su vida en familia y se lo escucha en off mientras vemos las imágenes. La música termina cuando están todos en la mesa. Regresamos al cuarto y al silencio donde André le grita a su hermano y recuerda una prédica de su padre, en no diegética comienza la pieza Era Uma Vez Um Faminto (de Marco Antônio Guimarães compuesta para la película) y se ve a André retorciéndose en el suelo, una tormenta, hojas y el comienzo de la parábola del padre. Cuando los personajes comienzan a hablar la música se termina. Se cuenta la parábola con un fondo de silencio, sólo de oyen los sonidos diegéticos. Cuando se sirven las bebidas invisibles se oye el sonido de agua cayendo, ese sonido es no diegético.

Están otra vez los hermanos en el cuarto pero se oye un ruido que hacer que el ambiente crezca en suspenso y luego un sonido atonal al ver al hambriento matar al rico, éste habla y el sonido atonal suena otra vez. En la mesa André se levanta, todo queda en silencio. Las hermanas se asustan pero Ana mira hacia abajo.

André camina por un bosque de noche, se escuchan a la los bichos y a las aves en diegética off. Mientras da su discurso sobre su nueva iglesia y se proclama profeta de su propia historia suena la pieza Quero Ser O Profeta da Minha Própria História (de Marco Antônio Guimarães compuesta para la película), es una pieza que nos hace pensar en redención, liberación, una especia de final feliz pero en éste historia esa liberación y redención significan el inicio de su gran problema.

Un recuerdo comienza con la pieza Era Ana (de Marco Antônio Guimarães compuesta para la película) en forma no diegética y el sonido de la lluvia de forma diegética in. La pieza da la sensación de que algo la a suceder, genera suspenso con sus notas ascendentes y crea expectación por lo que podría suceder con los hermanos, la pieza también tiene un connota una especie de erotismo... además del hecho de ser acompañada con imágenes que nos dan una idea de lo que está pasando por la mente de los hermanos.




La pieza termina cuando están en la mesa, eso podría ser una figura para decir que todos sus sueños y fantasías terminan con su familia. Vemos a André en la antigua casa pensando en Ana en silencio y luego vemos al padre predicar en la mesa. Con su predica suena un pedazo de la pieza O Perdao (otra vez con el padre). La música siempre se mantiene en un plano sonoro bajo y termina con la escena en la que André despierta del granero y “ve” a Ana. Después de buscarla y no hallarla se encoge en un rincón y la pieza Estou Louco suena en un plano sonoro alto y es no diegética. La pieza termina y comienza Branco, O Rostro Branco cuando André ve a Ana afuera de la casa. André niño ve a la paloma que va a atrapar y André ve a Ana afuera para que él la atrape. Cuando sale ella se ha ido y comienza en un plano sonoro alto O Tempo mientras André habla del tiempo en voz en off.

O Tempo termina cuando André ve a Ana en la puerta de la casa. Se completa la metáfora de la paloma casada cuando Ana se entrega a su hermano. Al entrar a la casa comienza Era Ana en una plano alto y dura hasta que él la encuentra tumbada sobre la paja. Continúa la metáfora de Ana y la paloma. André habla. Cuando termina de hablar comienza la pieza É Minha! (de Marco Antônio Guimarães compuesta para la película) no diegética en un plano sonoro alto. Ésta pieza es más rápida que las anteriores, la música nos hace pensar en emoción, la excitación de la caza completada, es una danza de victoria, rítmica y armoniosa, convierte lo que sería un acto prohibido y sucio en un suceso feliz y alegre, en un victoria más que en una derrota. La música termina cuando vuelven al cuarto.

Otra vez en el cuarto, André confiesa a su hermano aprovechando su silencio. En su delirio y mientras Pedro lo atiende comienza a sonar en un plano sonoro muy bajo el tema Quánto Sois! (de Marco Antônio Guimarães compuesta para la película), la música continúa mientras él recuerda su experiencia con Ana en voz en off. El tema termina con André niño en el pajar.

El tema Eu Que Não Sabia Que O Amor Requer Vigilia comienza con el alba al que despierta André, a la soledad que lo sorprende. Es un tema triste, casi desesperado como se encuentra André por encontrarla, un poco tenebroso como la consecuencias de sus actos. El tema gana planos sonoros mientras más se desespera André por encontrarla, la música casi nos dice, es un caso perdido, él la ha perdido simplemente por tenerla. EL violín nos lo recuerda con sus repeticiones. El tema termina cuando André va a la capilla y la encuentra. El mismo tema continúa en un plano sonoro muy lejano cuando él empieza a perder la esperanza en que ella se voltee a mirarlo.





André le grita y le ruega con la canción de fondo que es el eco de la desgracia que sienten los dos, por razones diferentes pero iniciado por el mismo hecho. Su miseria lleva a André a entregarse a su locura y la música nos muestra lo que en verdad siente, el dolor que tiene se asemeja a esa dulce melodía que se apaga y se levanta con esas notas tan agudas como agujas que se clavan en su corazón cada segundo que pasa y se da cuenta que Ana no volverá a él. La música se levanta con Ana y tiene su final con ella huyendo de la persona que le muestra dos lados uno tan bueno y otro tan doloroso.

En la mesa suenan las campanadas y el padre otra vez le habla a su público silente. Mientras él habla en la casa, en el cuarto André se levanta y va con su hermano. Cuando están en el tren suena una pieza musical no diegética con un ritmo que sincroniza con los rieles por los que pasa el tren (de Marco Antônio Guimarães), esta pieza suena como una preparación para la batalla, que es lo que André siente que tendrá con su padre. La música termina cuando pasan el portal de la casa.

En la casa está todo en silencio, sólo se escuchan las pisadas y los susurros. En su habitación saca la caja y en sonido no diegético se escuchan unos coros de la última pieza en un plano sonoro muy bajo. Cuando el padre se levanta a verlo suena una parte de O Perdao (otra vez con él) en un plano sonoro bastante bajo, pero luego de que le habla sube ligeramente. Cuando sus hermanas lo van a ver en un plano sonoro también bajísimo suena la guitarra del tema O Tempo.

La conversación con su padre se hacer en un contexto de silencio para enfatizar cada palabra que se pronuncia. Cuando André empieza a perder la compostura y dice lo que el padre quiere empieza otra vez esa parte de O Perdao que se asocia con el padre. Es una vez más, una repetición de lo que el padre escuchó de su propio padre. La música continúa cuando la madre va a mimarlo.

Entra a su habitación en silencio para hablar con Lula, su conversación también se da en silencio, ese silencio le da eco a cada palabra para que cada palabra nos impacte a nosotros tanto como le impactan a André. Cuando se ven a las mujeres y hombres preparando la fiesta suenan unas arpas en no diegético y hay un fundido musical entre estas armas y la voz en off de André con el tema Ya Babour que se usa como transición entre las escenas.

Ya Babour suena en diegética off mientras vemos a Pedro, al verlo se contrastan los hechos. El hecho feliz del retorno de André y el hecho desgraciado de la confesión que le hizo André a Pedro, el incesto que ha corrompido a su familia.





Vemos a todos bailando en un humor alegre y festivo. Entra Ana bailando usando las baratijas de la caja de André y la percusión de la canción acentúa los movimientos violentos y “obscenos” de Ana. Otra vez la música anempática al interrumpir Ya Babour con el tema Foi Assim Que Ana Tomou De Assalto A Minha Festa (de Marco Antônio Guimarães compuesta para la película) y la voz en off de André. Escuchamos como se sienten André, Ana y Pedro obviando lo que los demás escuchan. Pedro le cuenta los hechos a su padre y escuchamos todos los gritos diegéticos in y luego comienza otro pedazo del tema O Perdao mientras André se entierra casi inerte, recordando las prédicas de su padre y entrando en una profunda oscuridad.

1 comentario:

aldown dijo...

Ni cagando llevaste estética con Cisneros Cox