sábado, 14 de junio de 2008

Metrópolis de Fritz Lang

This film is not of today or of the future.
It tells of no place.
It serves no tendency, party or class.
It has a moral that grows on the pilar of understanding:
“The mediator between the brain and muscle must be the heart.”

Es lo primero que nos muestra Fritz Lang para introducir su película (considerada por algunos como la primera película de ciencia ficción en la historia del cine) y a lo largo de la misma veo un dialéctica que no sirve a ésta proclama de neutralidad. En verdad, tratándose de cine expresionista uno espera encontrar una esencia de lo más subjetiva posible... y al ser así el mismo film no se puede auto nombrar neutral a su contexto -por atractivo que esto sea-.

La dialéctica es la siguiente: el dolor de la clase obrera que alimenta el sistema de la clase alta y la necesidad de la clase alta para darle luz a los obreros que no saben lo que necesitan contrapuesta a la capacidad de la clase obrera de auto educarse en la armonía.

Creo que la subjetividad y ese miedo de la sociedad es más que claro en la película, ésta grafica cuan insostenible sería un triunfo completo de la Revolución Industrial, cuan frías y crueles serían las relaciones humanas en ese imaginario entonces. Para lograr esa contraposición de la vida ideal de la superficie con la tenebrosa ciudad subterránea se vale de la película ortocromática que en una escena en particular muestra cuan útil puede resultarle a la trama, ésta es cuando María huye de Rotwang por las cavernas de la ciudad subterránea y la linterna la persigue en la oscuridad, una escena que siento haber visto tantas otras veces pero que ésta oportunidad tiene algo extra, ese suspenso real... no el de una secuencia cómica y predecible en la que generalmente veo ese recurso.

Escenografía:
Personalmente me encantó la escenografía, me recuerda a alguna obra de Kandinski, especialmente la ciudad subterránea. De ella sólo vemos a las máquinas y la “Plaza” pero las formas curvas (contrastantes con los ángulos y las estructuras rectas y magníficas de la ciudad) y los colores contrastantes definitivamente capturan la vista.

Personajes:
Me parece que los personajes son más profundos de lo que se podría decir a simple vista. Por ejemplo todos tienen al menos dos dimensiones y cierta dialéctica entre éstas. Tomemos al padre Fredersen, es un magnate que debe ocuparse de la supervivencia de Metrópolis, pero no puede balancear éste rol con su rol de padre amoroso que tanto desea desempeñar, es simplemente un poco molesto al principio pero para el final es algo con lo que no puede luchar, no sabe como soportar que su propio plan sea efectuado y a la vez la desesperante incertidumbre sobre el paradero de su hijo y la empatía que esto le genera (“Mañana habrán miles de ¿dónde está mi hijo?”); no sabe como balancear su frialdad y escepticismo con su calidez e impresionabilidad. Rotwang el un filósofo y misántropo que lucha con esa parte de él mismo que ya no responde a la calidez o humanidad. Creo que el ejemplo de esta dualidad que no necesita ser explicado es el de María, cuya antítesis en creada en la forma de un robot.

Algo que en verdad me gusta de la película es cómo Lang presenta a los obreros con sus máquinas, es una extraña dependencia. La máquinas los oprimen, los privan de humanidad, de personalidad, las máquinas los absorben al punto que los obreros dependen de ellas para ser. Y esta dependencia es presentada tan armoniosamente, Lang al mostrar a los obreros ocupados en sus labores no usa tomas en las que éstos muestran el rostro o alguna característica que los haga individuos, más bien los muestra en conjunto, uniformados y moviéndose al ritmo de la máquina que operan, como si fueran parte de ella.


La frase según la cual gira las trama de la película –“Entre la mano y el cerebro debe actuar el mediador”- me parece un ejemplo perfecto del expresionismo. Presenta una evidente disconformidad y a la vez propone una solución armoniosa e idealista... un arreglo a la sociedad, que durante la película se personifica en el hijo del regidor de Metrópolis, el mediador.

La secuencia de la torre de Babel me gustó bastante porque además de reajustar una historia milenaria para que encaje con el contexto de la película, lo que hace Lang es graficar el estado de Alemania de la República de Weimar, una torre derrumbada por un conflicto de comunicación entre los planificadores y los constructores, el sueño de algunos se convierte en la maldición de muchos, esa metáfora me gustó bastante.

En sí la película me parece una excelente ejemplificación de cómo el expresionismo graficaba el temor social y lo personificaba, cómo lo presentaba y cómo creaba así una esperanza, cómo proponía un entendimiento... quería que la gente entendiera las diferentes dimensiones de las personas y las situaciones en las que se podrían encontrar. Evidentemente eran tiempos oscuros pero siempre tenían en cuenta que el sol brillaría otra vez más cerca de ellos, tal vez por eso Lang comienza la película diciéndolo, el sol brilla allá arriba.

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